(CRÓNICA PARA "LA MEMORIA ES EL CAMINO")
Decía Einstein que en tiempos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento. Por eso éste es el momento de probar cosas nuevas. De inventar. De construir espacios más amables en los que poder habitar de manera confortable.
miércoles, 25 de julio de 2012
martes, 24 de julio de 2012
CREPITANTE CRETA
Escena 1: viaje en ferry.
Mi hija mayor tiene el ceño fruncido porque en alta mar no
hay wifi. La mediana está vomitando por el oleaje y el pequeño hace cola
conmigo en el baño. En esto, un niño, contento al ver a alguien que habla su mismo
idioma le dice:
-¡Hola! Estás de vacaciones en Grecia?
-Sí, voy en un barco. Tú, ¿Cómo te llamas?
-Mario.
-¿Tú eres Mario Casas?- está claro que, a los 3 años, tener
hermanas mayores imprime carácter.
La hermana del niño (Irene), después de la carcajada le
pregunta:
-Y tú, ¿cómo te llamas?
-Irai.
-Uf! No conozco ningún Irai famoso.
-Soy yo. Es que de mayor voy a salir en la tele.
Dos horas después de llegar a Creta ya me han comido los
mosquitos pero menos mal que una sopa de tomate picante reconstituye el
espíritu.
Creta no es Santorini. Puede ser mejor; pero es otro tipo de
turismo. Aquí no parece que se esté celebrando una convención de rubias. Aquí
hay playas (increíbles, eso sí), familias y
pueblos costeros; pero acojona de verdad ver como conducen en Creta.
Es la palabra adecuada, y lo digo muy en serio. Hemos visto
como el coche que iba delante, adelantaba a una moto y el de detrás nos
adelantó a nosotros y, de paso, al que estaba adelantando. Todos a la vez, en
raya continua y en una carretera de un solo carril para cada dirección,
mientras del otro lado venía un autobús. Los cuatro justo delante, circulando a
la par, aprovechando los dos arcenes para no chocar entre ellos. De auténtico
pánico. Y más si ves las casitas funerarias que decoran cada tramo de la
carretera.
Solo entre Retimnon y Chaniá (60 Km) hemos contado más de 80
casitas. ¡Las venden hasta en las gasolineras!! Al final, hemos preguntado a
Dimitri el dueño del Amazones Villas que significaban y nos ha contado
que en Creta se tiene la costumbre de colocar esos símbolos funerarios en los
laterales de la carretera cada vez que alguien muere en un accidente de
tráfico, para recordarle y llevarle flores. Pero son centenares solo en una
isla que tendrá poco más del tamaño de Navarra. Tétrico.
Amazones Villas es el lugar
que buscábamos, un apartotel con mucho encanto en el noreste de Creta, a
unos 30 Km de la capital. Los dueños, Dimitri y Natasha crean un ambiente
increíble en un sitio lleno de árboles frutales, con un pub y casitas blancas y
azules… Todo lo que se puede pedir para unas vacaciones.
Entre los destinos para ver dentro de Creta está Rethymnom,
una ciudad preciosa del nordeste de la isla en la que destaca su fortificación preparada
para luchar contra las invasiones piratas y unas callejuelas estrechas por las
que pasear lentamente mientras buscas un lugar pintoresco donde poder tomar
algo. Una ciudad con mucho encanto, con huellas de los turcos, los venecianos…
En la zona está también la cueva del monte Ida el lugar en el que, según la
leyenda, nació Zeus, el padre de los dioses y los hombres.
Pero aun nos gustó más Chaniá, la segunda ciudad más
importante de Creta, con su puerto pesquero de origen veneciano presidido por
un faro magnífico. Se creó sobre el antiguo asentamiento de Kydonia y se cuenta
que está habitada desde el neolítico (en Grecia todo parece así, casi eterno),
aunque fue bombardeada durante la II Guerra mundial pero, por lo demás, se
conserva brillante, majestuosa…
En Agios Nikolaus hay un lago que es el centro de todo,
aunque yo pienso que no es realmente un lago porque está conectado con el mar. Allí
hemos cogido un barco destino a Spinalogka, una isla que fue la última
leprosería que ha existido en Europa. Imaginar lo que sentirían los enfermos
cuando les dejaban allí pone la piel de gallina. Tenía que ser angustioso,
asfixiante. La pérdida de toda esperanza.
Y Cnosos (uno de los mayores yacimientos arqueológicos del
mundo). Siempre había pensado que el día que más calor he pasado de toda mi
vida fue visitando Efeso, hace ya 18 años, pero en Cnosos se ha superado la
marca. 44º sin ninguna sombra, ni un árbol, ni una mota de brisa. Un camarero
de la zumería que hay a la entrada hablaba castellano y, cuando nos ha
preguntado de dónde veníamos, nos ha dicho:
-Entonces, somos parientes. La vuestra es la ciudad de los
toros y la nuestra también.
Eso en cuanto a geografía. En gastronomía, por supuesto el
tzatziki, el kebab, la musaka, la ensalada griega, con queso Feta, por supuesto
y productos que crecen de manera desbordada. Dicen que el 20% del aceite de
oliva del mundo se produce aquí. Exagerado, me parece, pero eso es lo que dicen
las guías. Claro que cuando al leerlo, una se pone a pensar en Jaén, en la
Toscana, en todo el aceite que se produce en Túnez, en el resto de Grecia… y
parece imposible, pero la verdad es que hay extensiones inmensas de olivos allí
por donde pasas.
Y están también las sandías. Las sandías son aquí tan grandes
que ya decía el gran escritor Nikos Kazantzakis que en Creta crecen las sandías
de un tamaño tan descomunal que si por las noches vas a un huerto de sandías
puedes oír su crepitar.
sábado, 14 de julio de 2012
DOLCE VITA EN SANTORINI
Santorini
puede ser el destino soñado si no viajas
en el coche (camino al aeropuerto de Barcelona) con una quinceañera enquistada
en:
-¿Cómo me podéis hacer
esto? Mis amigas en San Fermín y yo me tengo que ir con vosotros. ¡Mañana me
han dicho que va a haber un desfase! Y hoy… hoy ellas se van al concierto de
Carlos Jeans y yo tengo que aguantarme e irme con vosotros a Grecia… Jo, tío.
Pensábamos que
nos iban a hacer pagar nuevas tasas de aeropuerto y Amaia (de Viajes Itsaslur) estaba pendiente en la oficina por si teníamos algún problema. Todo
genial, como siempre: a pesar de llevar 4 maletas, 5 bolsos de mano, la silleta
y, cómo no, las sandalias con plataforma que me han hecho quitarme, para pasar
el control como si con una familia numerosa pudieras tener tiempo de hacer
manualidades y traficar con droga.
Santorini es pequeña
(poco más de 30 Km de larga) pero maravillosa. Desde la capital se ve el mar a
ambos lados. Uno de esos lugares en los que entiendes que los expertos se
empeñen en decir que era el lugar donde estaba la Atlántida, antes de ser
devorada por el mar.
Una isla azul
y blanca. Un tópico, ya lo sé; pero es blanco y azul el cielo, las casas, la
luz, las cúpulas de las iglesias, y el cielo, y el mar. En la piscina del HotelOrizontes todo es paz y descanso. Las tres piscinas integradas (la
grande, la baby y el jacuzzi), las tumbonas de fieltro blanco, los grandes
maceteros y el vino blanco de Santorini que, tal vez es un poco intenso, pero
sabroso.
Orizontes está en Pyrgos, que es un pueblo menos
turístico que la mayoría de la isla y con unas iglesias tan espectaculares como
sus cuestas estrechas y altas. Hace falta usar el piolet para llegar al
restaurante Kampali a comer una ensalada griega (con queso Feta, por supuesto),
tzatziki y mousaka. También en el Penelope`s Café se come bien, más casero:
albóndigas de carne y verduras y unas bolas de tomate sencillamente increíbles.
El Monasterio
de Ilia es el punto más alto de la isla. Ilia estaba emocionada de encontrar,
por fin algo que llevara su nombre acostumbrada a que Iruña tenga siempre todo
el protagonismo. Eso sí, la carretera para llegar hasta allí daba auténtico
pánico pero merece la pena para llegar hasta la iglesia ortodoxa, pequeña y
rodeada de viñedos y hiedras en medio de un paisaje árido que hace que el verde
resalte aun más.
En Perissa
descubrimos la mejor playa para ir con niños de todo Santorini, o eso dice la
gente que vive por allí aunque a las personas acostumbradas a la costa del
Mediterráneo les puede parecer pedregosa y negra, de isla volcánica y salvaje.
Comer allí un yogourt griego con miel es uno de esos placeres que nadie debería
perderse.
En Thira (o Fira, según los mapas) parecía que había
una convención de rubias. En realidad, en toda
la isla, como si todas las turistas rubias del mundo se hubieran puesto
de acuerdo para viajar allí. Los griegos de Santorini (y también una gran parte
de los turistas) tienen una genética maravillosa. No he visto tanta gente guapa
por metro cuadrado en ningún sitio del mundo. y no es solo porque me sienta
feliz.
Me compré un
collar de coral rojo del Egeo. O eso es lo que me dijo la dependienta de la
tienda y como construir recuerdos a veces es una cuestión de fe, yo decidí
creerla. La catedral católica, justo al lado, también era digna de recordar,
sobre todo por el momento en el que llegamos. Tiene una vidriera policromada
que, a las 7 de la tarde, proyecta un arco iris en medio de la nave de la
iglesia. Parecía una novela de misterio que marcaba el secreto mejor guardado,
como en una de Dan Brown.
Y, por
supuesto, Oia. El juego de palabras es fácil y un poco tonto pero, cuando vas a
Santorni, todo el mundo te dice ID a OIA… Es mágico. Dicen que Oia es la mejor
puesta de sol del mundo y siempre había creído que lo que había en Oia era un
publicista maravilloso, que había sabido vender un producto. Hasta que llegamos
allí. Santorini es una isla turística, pero en ningún caso masificada. Hasta
que llegamos a Oia a ver la puesta de sol en manada con cientos de turistas
corriendo alrededor para encontrar el mejor sitio desde donde disfrutarla. Y
tú, cargada con la silleta tratando de seguir ese ritmo infernal.
Hemos cogido
sitio en un pretil que era un peligro porque nuestro pirata particular de tres
años quería lanzarse a buscar malandrines y bucaneros cuesta abajo (los sesos
agua, si…); pero Ion ha encontrado un
sitio mucho mejor. La terraza del “Marizan Caves” donde hemos pedido vino,
cerveza, chocolates… mientras el sol se ponía en tonos dorados y el mar
brillaba en oro. Inolvidable. Uno de esos momentos para recordar toda la vida,
De todos
modos, si alguien cree que los sanfermines son caóticos, es que no ha estado en
el Little Port de Santorini. Teníamos billetes para viajar en el Cosmojet desde
hace meses. Ya nos habían avisado que no operaba y que tendríamos que ir en el
Megajet, pero al llegar, estaba completo y un centenar de personas no cabíamos.
A la familia japonesa que teníamos delante les han dado un billete para salir a
las 9 de la noche (teníamos que salir a las 6 de la tarde). Pánico total con un
bebé de 3 años que gritaba que él quería subir al barcoooooo (ya digo que las
historias de piratas le han hecho los sesos agua estilo las novelas de
caballería a Don Quijote). Al final, nos han cambiado los billetes por los de
la familia Udovichenko, para un barco que salía 15 minutos antes que el que
teníamos previsto. Así que hemos navegado con una falsa identidad, como
testigos protegidos surcando las aguas azules del cálido mar Egeo.
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