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miércoles, 25 de julio de 2012

HACIENDO EL BURRO POR BERGAMO



Hace algo más de un año, Guillermo un día nos dijo:
-Os tengo que contar una bomberada que se me ha ocurrido: quiero ir andando desde Finisterre hasta Jerusalén.
Los demás tampoco le creímos mucho y pedimos otra ronda.
Pero la realidad es que Guillermo lleva ya pateando desde hace 4 meses y una semana y nos sigue pareciendo mentira. Casi 2.500 Km y se ha cruzado Francia casi de punta a punta sin cruzarse ni una sola vez con Carla Bruni.
Ahora le toca Italia, repleta de italianas y posibilidades (bueno, en realidad, ayer se cruzó con 2 argentinas, pero eran muy mayores para él -26 o 27 años-, así que solo les pidió que le hicieran una foto para colgarla en el muro del FB). Ayer llegó a Milán, el paraíso de la moda. Pero no me imagino a Guillermo yendo de escaparates.
En cambio, hoy me lo imagino más porque está en Bérgamo haciendo el burro. Es una experiencia que utiliza a estos animales para programas terapéuticos del Alzheimer con buenos resultados. Y, cómo veis en la foto, allí que estaba él, agarrado a un burro guapísimo que se llamaba Luccio y con una camiseta naranja que publicitaba la terapia.
Si algo está recopilando Guillermo durante estos meses son experiencias diferentes y personas maravillosas que va conociendo por el camino. Hoy les está tocando el turno a Iratxe Telletxea, su marido Bepe y sus dos muñecos, Luigi y Julia, que han recorrido esta parte del camino al lado de Guillermo, como dos campeones. Ellos le han abierto las puertas de Bérgamo, le han organizado las conferencias y el día y, sobre todo, le han facilitado la vida que, aunque diga que no, necesita conversación y compañía.
Pero lo más importante de este camino es la concienciación del ALZHEIMER, y no solo los 24 ayuntamientos que se han convertido ya en ciudades solidarias desde que Sangüesa abriera la veta (me aposté con él que llegar a 100 durante su camino no era posible y veo que la cosa va avanzando paso a paso; como él). Lo más importante es esta comunidad de personas que nos hemos formado rodeando a Guillermo, trasladando información sobre el Alzheimer, pidiendo una política de estado en estos duros tiempos de recortes que nos están tocando vivir y pelear y acompañándole cada día en su extraña aventura.
Mañana le toca ir a Treviolo. En su centro de día pasará 48 horas antes de volver a Milán a retomar su camino. 
Necesita descansar. Eso es lo que más claro me ha quedado en nuestra conversación de hoy. Pero está empeñado en llenar su agenda y no buscarse un hueco para recuperar las fuerzas y poder tomar impulso. Hacerlo, después de 4 meses largos es imprescindible para llegar a meta. Tiempo para descansar es algo que creo yo que necesita. Él solamente desea una masajista que le espere después de cada final de etapa. Sus músculos lo necesitan.
Así que ya sabéis: las personas interesadas en la plaza, que cuelguen su curriculum aquí, en el muro de los Amigos!!

martes, 24 de julio de 2012

CREPITANTE CRETA


Escena 1: viaje en ferry.

Mi hija mayor tiene el ceño fruncido porque en alta mar no hay wifi. La mediana está vomitando por el oleaje y el pequeño hace cola conmigo en el baño. En esto, un niño, contento al ver a alguien que habla su mismo idioma le dice:
-¡Hola! Estás de vacaciones en Grecia?
-Sí, voy en un barco. Tú, ¿Cómo te llamas?
-Mario.
-¿Tú eres Mario Casas?- está claro que, a los 3 años, tener hermanas mayores imprime carácter.
La hermana del niño (Irene), después de la carcajada le pregunta:
-Y tú, ¿cómo te llamas?
-Irai.
-Uf! No conozco ningún Irai famoso.
-Soy yo. Es que de mayor voy a salir en la tele.

Dos horas después de llegar a Creta ya me han comido los mosquitos pero menos mal que una sopa de tomate picante reconstituye el espíritu.

Creta no es Santorini. Puede ser mejor; pero es otro tipo de turismo. Aquí no parece que se esté celebrando una convención de rubias. Aquí hay playas (increíbles, eso sí), familias y  pueblos costeros; pero acojona de verdad ver como conducen en Creta.




Es la palabra adecuada, y lo digo muy en serio. Hemos visto como el coche que iba delante, adelantaba a una moto y el de detrás nos adelantó a nosotros y, de paso, al que estaba adelantando. Todos a la vez, en raya continua y en una carretera de un solo carril para cada dirección, mientras del otro lado venía un autobús. Los cuatro justo delante, circulando a la par, aprovechando los dos arcenes para no chocar entre ellos. De auténtico pánico. Y más si ves las casitas funerarias que decoran cada tramo de la carretera.

Solo entre Retimnon y Chaniá (60 Km) hemos contado más de 80 casitas. ¡Las venden hasta en las gasolineras!! Al final, hemos preguntado a Dimitri el dueño del Amazones Villas que significaban y nos ha contado que en Creta se tiene la costumbre de colocar esos símbolos funerarios en los laterales de la carretera cada vez que alguien muere en un accidente de tráfico, para recordarle y llevarle flores. Pero son centenares solo en una isla que tendrá poco más del tamaño de Navarra. Tétrico.

Amazones Villas es el lugar  que buscábamos, un apartotel con mucho encanto en el noreste de Creta, a unos 30 Km de la capital. Los dueños, Dimitri y Natasha crean un ambiente increíble en un sitio lleno de árboles frutales, con un pub y casitas blancas y azules… Todo lo que se puede pedir para unas vacaciones.

Entre los destinos para ver dentro de Creta está Rethymnom, una ciudad preciosa del nordeste de la isla en la que destaca su fortificación preparada para luchar contra las invasiones piratas y unas callejuelas estrechas por las que pasear lentamente mientras buscas un lugar pintoresco donde poder tomar algo. Una ciudad con mucho encanto, con huellas de los turcos, los venecianos… En la zona está también la cueva del monte Ida el lugar en el que, según la leyenda, nació Zeus, el padre de los dioses y los hombres.



Pero aun nos gustó más Chaniá, la segunda ciudad más importante de Creta, con su puerto pesquero de origen veneciano presidido por un faro magnífico. Se creó sobre el antiguo asentamiento de Kydonia y se cuenta que está habitada desde el neolítico (en Grecia todo parece así, casi eterno), aunque fue bombardeada durante la II Guerra mundial pero, por lo demás, se conserva brillante, majestuosa…




En Agios Nikolaus hay un lago que es el centro de todo, aunque yo pienso que no es realmente un lago porque está conectado con el mar. Allí hemos cogido un barco destino a Spinalogka, una isla que fue la última leprosería que ha existido en Europa. Imaginar lo que sentirían los enfermos cuando les dejaban allí pone la piel de gallina. Tenía que ser angustioso, asfixiante. La pérdida de toda esperanza.




Y Cnosos (uno de los mayores yacimientos arqueológicos del mundo). Siempre había pensado que el día que más calor he pasado de toda mi vida fue visitando Efeso, hace ya 18 años, pero en Cnosos se ha superado la marca. 44º sin ninguna sombra, ni un árbol, ni una mota de brisa. Un camarero de la zumería que hay a la entrada hablaba castellano y, cuando nos ha preguntado de dónde veníamos, nos ha dicho:

-Entonces, somos parientes. La vuestra es la ciudad de los toros y la nuestra también.




Eso en cuanto a geografía. En gastronomía, por supuesto el tzatziki, el kebab, la musaka, la ensalada griega, con queso Feta, por supuesto y productos que crecen de manera desbordada. Dicen que el 20% del aceite de oliva del mundo se produce aquí. Exagerado, me parece, pero eso es lo que dicen las guías. Claro que cuando al leerlo, una se pone a pensar en Jaén, en la Toscana, en todo el aceite que se produce en Túnez, en el resto de Grecia… y parece imposible, pero la verdad es que hay extensiones inmensas de olivos allí por donde pasas.




Y están también las sandías. Las sandías son aquí tan grandes que ya decía el gran escritor Nikos Kazantzakis que en Creta crecen las sandías de un tamaño tan descomunal que si por las noches vas a un huerto de sandías puedes oír su crepitar.




Eso es magia. La magia de la crepitante Creta.

sábado, 14 de julio de 2012

DOLCE VITA EN SANTORINI


Santorini puede ser el destino soñado si no  viajas en el coche (camino al aeropuerto de Barcelona) con una quinceañera enquistada en:
-¿Cómo me podéis hacer esto? Mis amigas en San Fermín y yo me tengo que ir con vosotros. ¡Mañana me han dicho que va a haber un desfase! Y hoy… hoy ellas se van al concierto de Carlos Jeans y yo tengo que aguantarme e irme con vosotros a Grecia… Jo, tío.      
Pensábamos que nos iban a hacer pagar nuevas tasas de aeropuerto y Amaia (de Viajes Itsaslur) estaba pendiente en la oficina por si teníamos algún problema. Todo genial, como siempre: a pesar de llevar 4 maletas, 5 bolsos de mano, la silleta y, cómo no, las sandalias con plataforma que me han hecho quitarme, para pasar el control como si con una familia numerosa pudieras tener tiempo de hacer manualidades y traficar con droga.
Santorini es pequeña (poco más de 30 Km de larga) pero maravillosa. Desde la capital se ve el mar a ambos lados. Uno de esos lugares en los que entiendes que los expertos se empeñen en decir que era el lugar donde estaba la Atlántida, antes de ser devorada por el mar. 
Una isla azul y blanca. Un tópico, ya lo sé; pero es blanco y azul el cielo, las casas, la luz, las cúpulas de las iglesias, y el cielo, y el mar. En la piscina del HotelOrizontes todo es paz y descanso. Las tres piscinas integradas (la grande, la baby y el jacuzzi), las tumbonas de fieltro blanco, los grandes maceteros y el vino blanco de Santorini que, tal vez es un poco intenso, pero sabroso.
Orizontes está en Pyrgos, que es un pueblo menos turístico que la mayoría de la isla y con unas iglesias tan espectaculares como sus cuestas estrechas y altas. Hace falta usar el piolet para llegar al restaurante Kampali a comer una ensalada griega (con queso Feta, por supuesto), tzatziki y mousaka. También en el Penelope`s Café se come bien, más casero: albóndigas de carne y verduras y unas bolas de tomate sencillamente increíbles.

El Monasterio de Ilia es el punto más alto de la isla. Ilia estaba emocionada de encontrar, por fin algo que llevara su nombre acostumbrada a que Iruña tenga siempre todo el protagonismo. Eso sí, la carretera para llegar hasta allí daba auténtico pánico pero merece la pena para llegar hasta la iglesia ortodoxa, pequeña y rodeada de viñedos y hiedras en medio de un paisaje árido que hace que el verde resalte aun más.
En Perissa descubrimos la mejor playa para ir con niños de todo Santorini, o eso dice la gente que vive por allí aunque a las personas acostumbradas a la costa del Mediterráneo les puede parecer pedregosa y negra, de isla volcánica y salvaje. Comer allí un yogourt griego con miel es uno de esos placeres que nadie debería perderse.
En Thira (o Fira, según los mapas) parecía que había una convención de rubias. En realidad, en toda  la isla, como si todas las turistas rubias del mundo se hubieran puesto de acuerdo para viajar allí. Los griegos de Santorini (y también una gran parte de los turistas) tienen una genética maravillosa. No he visto tanta gente guapa por metro cuadrado en ningún sitio del mundo. y no es solo porque me sienta feliz.

Me compré un collar de coral rojo del Egeo. O eso es lo que me dijo la dependienta de la tienda y como construir recuerdos a veces es una cuestión de fe, yo decidí creerla. La catedral católica, justo al lado, también era digna de recordar, sobre todo por el momento en el que llegamos. Tiene una vidriera policromada que, a las 7 de la tarde, proyecta un arco iris en medio de la nave de la iglesia. Parecía una novela de misterio que marcaba el secreto mejor guardado, como en una de Dan Brown.
Y, por supuesto, Oia. El juego de palabras es fácil y un poco tonto pero, cuando vas a Santorni, todo el mundo te dice ID a OIA… Es mágico. Dicen que Oia es la mejor puesta de sol del mundo y siempre había creído que lo que había en Oia era un publicista maravilloso, que había sabido vender un producto. Hasta que llegamos allí. Santorini es una isla turística, pero en ningún caso masificada. Hasta que llegamos a Oia a ver la puesta de sol en manada con cientos de turistas corriendo alrededor para encontrar el mejor sitio desde donde disfrutarla. Y tú, cargada con la silleta tratando de seguir ese ritmo infernal.
Hemos cogido sitio en un pretil que era un peligro porque nuestro pirata particular de tres años quería lanzarse a buscar malandrines y bucaneros cuesta abajo (los sesos agua, si…); pero Ion  ha encontrado un sitio mucho mejor. La terraza del “Marizan Caves” donde hemos pedido vino, cerveza, chocolates… mientras el sol se ponía en tonos dorados y el mar brillaba en oro. Inolvidable. Uno de esos momentos para recordar toda la vida,
De todos modos, si alguien cree que los sanfermines son caóticos, es que no ha estado en el Little Port de Santorini. Teníamos billetes para viajar en el Cosmojet desde hace meses. Ya nos habían avisado que no operaba y que tendríamos que ir en el Megajet, pero al llegar, estaba completo y un centenar de personas no cabíamos. A la familia japonesa que teníamos delante les han dado un billete para salir a las 9 de la noche (teníamos que salir a las 6 de la tarde). Pánico total con un bebé de 3 años que gritaba que él quería subir al barcoooooo (ya digo que las historias de piratas le han hecho los sesos agua estilo las novelas de caballería a Don Quijote). Al final, nos han cambiado los billetes por los de la familia Udovichenko, para un barco que salía 15 minutos antes que el que teníamos previsto. Así que hemos navegado con una falsa identidad, como testigos protegidos surcando las aguas azules del cálido mar Egeo.